Supongo que alguna vez en la vida todos tenemos motivos de
satisfacción en esta nuestra afición.
Pues bien, para mí hoy es uno de ellos, y si me lo permitís,
os explicaré el motivo de mi jolgorio.
Hoy después de veinte años de soñar,
ocho de poseerla, y mil horas de trabajo he oído por fin rugir
a mi nueva moto restaurada. Una NSU 501 OSL de 1.936 y no ha sido porque yo estuviese sordo y que ahora me haya
curado de mi sordera, sino que por fin ¡FUNCIONA!.
Durante mi estancia en la universidad,
en la ciudad de Zaragoza, tuve el honor de intentar aprender
algo de mecánica en el antiguo concesionario de la marca NSU de
dicha ciudad. Digo intentar porque más que de mecánica lo que
aprendí fue a ser un artista del detergente para poder lavarme
yo y mi ropa después de cada sesión de combate con las
herramientas, la guarrería de décadas del taller y dialéctico
con el mecánico al que pretendía arrancar algún conocimiento
en la materia, y ya que de mecánica no conseguí aprender nada
de nada y no es que ahora lo sepa sino que lo disimulo algo
mejor y sé donde están los libros donde estudiar y a los
amigos a quién consultar los problemas que van surgiendo en
cada proceso de restauración, al menos si aprendí de jabones y
detergentes.
Entonces, durante esas tardes de gloria
gasolineriles y aceitosas, en las cuales mis intenciones
estudiosas se dirigían a la NSU MAX de la cual poseía una moto
pero ni un duro para restaurarla ó para que
funcionase, siempre miraba y
me deleitaba tocando y quizás acariciando las piezas de una
moto con el anagrama NSU en grandes letras en las tapas del cárter.
Al preguntar al dueño del taller que moto era aquella me
respondía en su curioso andaluz inalterable después de años
en esa ciudad, eza magquina é una eneeceú 500 (Esa moto es
una NSU 500), que eztá muy zana, (se refería al aparente
buen estado de la moto), de uno de la Almunia (un pueblo de la
comarca), y con este escueto comentario no hacía más que
acrecentar mi envidia y por supuesto nada de envidia sana.
Quince años después de terminar mis
estudios y venirme a mi actual residencia en la isla de Ibiza y
desconectarme bastante de mis aficiones moteras, que no de mis
motos, ya que los inicios en mi nueva profesión no me permitía
otra cosa, compré una revista de motos después de un montón
de años de no comprar ninguna y por casualidad al curiosear en
la sección de ventas de motos antiguas leí que se vendía una
moto como aquella que yo con la que yo me deleitaba observándola.
Durante esa semana no pensé demasiado
en el hecho pero un día comentando el tema con otra persona
empecé yo solo a intrigarme y a corroerme la curiosidad.
No pudiendo resistir más la tentación, llamé para preguntar
por curiosidad el precio y condiciones del vehículo y mira por
donde ¡ERA LA MISMA MOTO QUE YO MIRABA CON TODA LA ENVIDIA DEL
MUNDO!.
Sin pensármelo mucho me la compré y hoy por fin he podido
subir en ella.
Y ¿Os gusta?
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